¿A dónde van los productos y las marcas de éxito cuando no tienen holograma?

Los plagiarios suelen sentirse atraídos por los productos que tienen una imagen gráfica más atractiva. A esto hay que añadir el aumento de la piratería de productos y marcas, que se considera uno de los delitos más lucrativos y se practica ampliamente: actualmente, representa más del 8% del comercio mundial. Casi todos los sectores de cualquier rama industrial o comercial son objeto de copia o imitación, y casi todos los eslabones de la cadena de valor añadido están en peligro.

Todo esto ocurre en un momento en el que el mercado mundial es extremadamente abierto, lo que facilita a los falsificadores el acceso sin restricciones a los canales de distribución y comercialización, así como a los mercados de ultramar. De este modo, la falsificación se ha convertido en un problema mundial que amenaza la economía de las empresas, al tiempo que pone en peligro la seguridad y la salud de los clientes finales. 

Al ser sin duda la más difícil y costosa de falsificar y no poder ser copiada, la tecnología holográfica es una valiosa herramienta en la lucha contra estos fraudes. Lo cierto es que los fabricantes del papel moneda más perfecto han tenido que abandonar sus intentos tras descubrir que incorporar una marca de holograma real es imposible.

Hay empresas especializadas ofrecen métodos fiables y rentables para la producción de hologramas, una herramienta perfecta para maximizar el valor de los productos y las marcas propias, ya que un holograma:

  • Al incorporar un aspecto de seguridad que suele asociarse a la moneda y las tarjetas de crédito, aumenta el valor y la confianza en la mercancía que lleva.
  • Es el primer nivel de seguridad visual y puede utilizarse para conectar el segundo y el tercer nivel de seguridad.
  • Es imposible de reproducir mediante la producción gráfica convencional.
  • Duplicar con un escáner o una fotocopiadora en color es imposible.
  • Con la tecnología de impresión actual, es imposible de imitar.